Todos hemos sentido alguna vez dolor de espalda, un cimbronazo cervical o puntadas en la zona lumbar, o no hemos podido dormir por la molestia insistente, o padecimos la imposibilidad de trabajar o mantener la concentración. Los expertos en columna afirman que los dolores de espalda son uno de los padecimientos que aquejan a más personas y de los peor tratados, por lo que suelen repetirse durante toda la vida.

Según un estudio del Hospital Interzonal General de Agudos General José de San Martín, de La Plata, las consultas por dicha dolencia alcanza el 83% de las consultas ambulatorias de traumatología. “Un 90% se alivian con medicación y reposo, pero entre un 45% y 80% se repiten, y en un 20% se vuelven crónicos”, destaca Pedro Bazán, traumatólogo y cirujano en la unidad de columna de ese centro de salud platense, en diálogo con Tiempo Argentino. “Hace diez años, la patología del dolor de espalda no llegaba al 70% de las consultas”, asegura Bazán, y detalla que tanto en la consulta privada como pública, las causas más frecuentes son los dolores de espalda por lumbalgia y cervicalgia, en un 90% de los casos, y en un 82% están relacionados con malas posturas, formas inadecuadas de realizar las fuerzas o hábitos laborales perniciosos para la columna vertebral.

La principal causa del aumento sostenido de los casos es –según los especialistas– que la gente suele automedicarse, por lo general con ibuprofeno, al pensar que los dolores se deben al estrés. Sin embargo, el dolor puede producirse a causa de una enfermedad inflamatoria, o a determinadas posturas y movimientos que se realizan a diario. Si no se modifican, el dolor siempre vuelve.

Un informe publicado por el Instituto Nacional de Artritis, Enfermedades Muscoesqueléticas y de la Piel de Estados Unidos determinó que el padecimiento de la espalda es uno de los problemas médicos más comunes, que afecta a ocho de cada diez personas en algún momento de sus vidas. Las causas por las que se presenta pueden ser varias: desdedesviaciones en el eje de la columna hasta cifosis o escoliosis, la discrepancia en la longitud de los miembros inferiores, hasta el sobrepeso, los movimientos a repetición (por ejemplos los realizados en la rutina laboral), las malas posturas, la tensión nerviosa que provoca contracturas musculares, el sedentarismo, el uso intensivo de tecnología, entre otras.

“La problemática que más nos preocupa es que la gente se acostumbra al dolor, pero de ninguna manera se debe pensar que el dolor ‘es normal’; además, pocos saben que si dura más de tres meses debemos hablar de una dolencia crónica. Por eso lo ideal es la detección precoz, porque resulta más fácil tratar un dolor agudo que uno crónico”, explica Bazán, y agrega que “lo más común es que el paciente llegue tarde a la consulta: son personas a las que el dolor se les fue formando de a poco pero se automedicaron, y como en principio se sintieron mejor, siguieron repitiendo esta conducta”.

Uno de los dolores más habituales en las espaldas de los argentinos es la contractura muscular, que no es más que la contracción permanente, persistente e involuntaria de un músculo. Esta molestia aparece, en líneas generales, cuando el músculo es sometido a un mayor grado de exigencia del tolerable.

El dolor aparece porque “se activan los nervios que están en el músculo, desencadenando de esa forma el dolor de espalda. Por otro lado, hay un segundo mecanismo que favorece que la contractura persista. Éste se presenta cuando el músculo contracturado comprime una arteria, disminuyendo su riego sanguíneo. Ésta situación genera un círculo vicioso, porque cuanto menos irrigado se encuentre un músculo, mayores serán las probabilidades de que persista en esa situación dolorosa”, explica Horacio Cufré, biofísico y director General de T.O.B Alternativa. Para el experto, si bien las contracturas pueden aliviarse con analgésicos y antiinflamatorios, estos sólo mejoran el grado de dolor pero no llegan a la causa de la molestia“. De ahí que lo más aconsejable es la prevención: realizar actividad física, pero también cumplir con una rutina de ejercicios de estiramiento, como mínimo dos veces por semana. Y desde luego, se recomienda reducir el nivel de estrés, llevar adelante una dieta sana y evitar el sedentarismo.

LLEGAR A TIEMPO

Frente a la aparición del dolor de espalda, es fundamental diferenciar entre el más común que es el de tipo “mecánico”, que habitualmente se debe a una distensión muscular o un traumatismo, y el dolor de tipo “inflamatorio”, ligado de forma frecuente con enfermedades crónicas.

La dolencia que permanece más de tres meses, se agrava y afecta la calidad de vida en forma progresiva, podría deberse a una enfermedad crónica autoinmune denominada espondilitis anquilosante. La misma produce un dolor inflamatorio que “empeora con el reposo y mejora con la actividad; por lo tanto, en un individuo joven con un dolor de espalda que dure más de tres meses, y que presente estas características, se aconseja realizar la consulta con el especialista reumatólogo“, asegura Marcos Rosemffet, médico de planta del Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP) y titular del Comité Científico de la Sociedad Argentina de Reumatología.

“En general, se cree erróneamente que las enfermedades reumáticas sólo afectan a gente de edad avanzada. Existe compromiso desde la niñez, por lo que siempre se debe estar alerta, sobre todo en los casos en donde la genética juega algún rol”.

En 2014, los expertos de IREP descubrieron que la espondilitis es una enfermedad autoinmune que posee un componente hereditario. A partir del estudio de 70 familiares de pacientes con esa enfermedad pero que se mantenían asintomáticos, se detectó que el 40% tenía el gen HLA B27.

La enfermedad suele aparecer en hombres jóvenes de entre 20 y 30 años, quienes rara vez sospechan que se encuentran ante una afección reumática. Muchos de los pacientes afectados por una patología reumatológica tardan de seis a nueve años en obtener un diagnóstico. “Vagan por los consultorios de clínicos o traumatólogos hasta que alguien lo deriva a reumatología y se realiza el diagnóstico. Es por eso que debemos trabajar concientizando a la gente. Nadie debe naturalizar el dolor de espalda y siempre se debe atacar la causa que lo provoca, para poder erradicarlo.”

Ejercicios útiles

Uno de los objetivos de los ejercicios para la columna es mantenerla flexible, permitiendo libertad total de movimientos en todas las direcciones. Para que aporten resultados, deben ser hechos casi a diario, con suavidad y muy despacio.

Zona cervical

Inclinar la cabeza de uno a otro lado, como diciendo “no”.
Inclinarla hacia uno y otro hombro con mucho cuidado.
Hacia adelante, sintiendo la extensión de las cervicales, y luego volverla hasta la posición erguida. En general cuando hay molestias en la zona cervical no es aconsejable echar la cabeza hacia atrás.

Zona dorsal y lumbar

Inclinar la columna a uno y otro lado, apoyando una mano en las costillas del lado hacia el que nos vamos a inclinar y estirando el brazo del otro lado sobre la cabeza.
Girar a uno y otro lado.
Con las rodillas y las manos apoyadas en el suelo, llevar la columna de la posición “puente” (cabeza hacia abajo y vértebras hacia arriba) a la posición “valle” (cabeza hacia arriba y vértebras hacia abajo), inspirando al formar el valle y aspirando al formar el puente.

LA3

Consejos para cuidarla

Mantenerse erguido: La postura erguida ayuda a que los discos intervertebrales y las articulaciones de la columna puedan repartir correctamente el peso que debe soportar el torso.

Sacar pecho: El acto de “sacar pecho”, llevando los hombros hacia atrás suavemente, manteniendo la cabeza levantada con el cuello en posición recta, es una manera de autoobservarse en una postura equilibrada.

Sentarse bien: Lo ideal es utilizar una silla con el respaldo recto sobre el que pueda apoyarse la columna vertebral en toda su extensión. Es importante sentarse bien atrás, contra el ángulo del asiento. También los pies deberían descansar apoyados en el piso. Asimismo, es fundamental no mantenerse durante demasiado tiempo la misma posición, ya sea sentados o de pie.

Durante el sueño: La posición horizontal permite descansar la columna vertebral, ya que esta no tiene que soportar el peso del cuerpo. Si se prefiere dormir de costado, es importante flexionar las rodillas, de manera de no forzar la zona lumbar y permitir un mejor descanso.

Colchón firme: Es imprescindible tener un colchón firme. Además, la almohada debe ser amplia y mullida para poder adecuar las curvas de la cabeza y cuello.

Elegir el deporte adecuado: Los mejores para la columna vertebral son la natación, fundamentalmente los estilos “krawl” y “espalda” (la brazada no es aconsejable porque hunde los riñones y el cuello), el ciclismo y el esquí de montaña. Por el contrario, hay algunos deportes especialmente contraindicados para la espalda, como el esquí acuático, el golf y la equitación, al tratarse de actividades que fatigan mucho la zona lumbar.

Después de los 45 años: Se sugiere evitar los deportes de impacto porque pueden producir microlesiones de los discos intervertebrales o aplastamiento de los cuerpos vertebrales (en el caso de las mujeres, como consecuencia de la osteoporosis), y se recomienda optar por actividades que mejoren la elongación y el tono muscular.

Reeducación postural global, alternativa en alza

La Reeducación Postural Global, más conocida por sus siglas RPG, lleva 25 años de existencia en el país. Sin embargo, ha adquirido mayor preponderancia en la última década, convertida en uno de los tratamientos más recomendados por los profesionales de la salud a la hora de aliviar el dolor de espalda.

Se trata de un método de fisioterapia suave, progresivo y activo, que puede ser aplicado a pacientes de cualquier edad. La RPG utiliza posturas de tratamiento que van trabajando de manera global y progresiva con el paciente, no focalizándose únicamente en un punto limitado (el que a la persona le duele), sino trabajando de manera integral para descubrir el origen del problema y eliminarlo. Constituye un método correctivo mediante el cual se evalúan y tratan afecciones neuromusculoesqueléticas, a partir de actividades personalizadas que pueden ser de elongación, corrección o alineamiento de la postura. También se realizan ejercicios de respiración que ayudan a mantener las correcciones”, explica María Alejandra González, kinesióloga y fisiatra, miembro de la Asociación Argentina de RPG. Este tipo de terapias correctivas evita los tratamientos a largo plazo, sin tener que depender de analgésicos u otros medicamentos, y en algunos casos (como en hernias de disco o escoliosis) permite evitar cirugías.

Rehabilitación Kinésica Osteopática (Rekios) es otra las instituciones que se ocupa de mejorar la postura. Fue el primer centro en reunir especialidades como osteopatía, kinesiología y reeducación postural. “Realizamos tratamientos específicos para los problemas posturales y para las retracciones. Estas últimas son el acortamiento que se genera en el físico por las posturas que hoy día se terminan adoptando debido a los distintos escenarios que la vida actual impone; un ejemplo de ello son las oficinas, a lo que se suma un estilo de vida marcadamente sedentario”, aseguró Ricardo Papastavros, kinesiólogo y osteópata.

Fuente: Infonews

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